Hoy he vuelto a empezar...
UN DIA PARA DISFRUTAR
Un lugar de encuentro para saborear cada momento
lunes, 20 de mayo de 2024
martes, 15 de abril de 2014
1.50 € (Una historia de Lorena Canela)
8:47 a.m. autobús
de la Línea C-2 de la Empresa Municipal de Transportes. Hace frío y mi mente
vaga somnolienta entre los pensamientos si dejé la cafetera bien apagada y los
documentos que me esperan al llegar a la oficina.
Unos golpes secos
contra la puerta del autobús me sacan de mis desvaríos. La mujer con acento
cubano se sube al autobús que para, aunque unos metros más adelante de la
parada reglamentaria.
- “¿Qué le pasa? ¿Está loca o qué?”

- “Yo no recibo este dinero y usted
se baja del autobús”
La mujer no se baja
y se va a sentar. Los coches empiezan a pitar. El conductor termina por cerrar
las puertas del autobús y arrancar. Las monedas siguen en el suelo e inician un
baile de vaivén a ritmo del tráfico matutino.
Siguiente parada.
No sube nadie. Los escasos viajeros del autobús permanecemos en silencio
atentos al desenlace de la singular pelea. No puedo más. Me levanto y recojo
las monedas que siguen su paseo por el suelo de goma. Me acerco al conductor y
le extiendo la mano.
- “Ya he dicho que yo no recibía ese
dinero”.
Me acerco a la
mujer cubana, quien se niega a coger el dinero que salió de su monedero.
Me quedo parada en
medio de los dos. Miro a uno, después al otro y me meto ostensiblemente el
dinero en el bolsillo esperando a ver que pasa. Silencio.
Solo faltan dos
paradas para llegar a mi oficina. Parece como si los dos protagonistas de esta
inverosímil pelea hicieran esfuerzos por mirar a otro lado, mientras el resto
de los pasajeros siguen atentos al desenlace de la absurda situación.
Una parada más. Me
acerco a la puerta y pulso el timbre que anuncia el necesario final de la
historia. Miro a uno y a otro. Un minuto. Nada. Las puertas se abren y me bajo.
Y
les escribo, aquí sentada en la cafetería de mi trabajo, con una barrita
integral con tomate y un delicioso té verde. Ummm…. que rico desayuno que, por cierto, vale un euro
cincuenta.
domingo, 3 de noviembre de 2013
LA MUJER DE OTOÑO (1ª Parte)

La saco del agua y lentamente abre los ojos. Una leve sonrisa se dibuja en su rostro. No me dice nada, pero entiendo lo que me pide. Quiere que la ayude. No le queda mucho tiempo. Solo ha vuelto para despedirse de sus amigos, pero ambos sabemos que el tiempo apremia.
La acompaño a ver a su familia, a sus amigos. Ella no habla, y cuando encontramos a uno de sus seres queridos solo le abraza y le dedica una amplia sonrisa. Algunos lo entienden al ver su pálido rostro y solo la abrazan y la dicen adiós mientras una lágrima se desliza por sus caras felices y tristes a la vez.
Otros no lo entienden. Yo intento explicárselo pero se niegan a que eso sea real. Se desesperan, lloran, gritan y un llanto amargo les inunda el alma. Quieren decir cosas pero no pueden. Ella solo puede dedicarles un adiós con la mano mientras nos alejamos juntos y dejamos atrás la desesperación.
La tarde va pasando y ella se siente cada vez más débil. La tengo que ayudar a caminar. Hay que apresurarse.
Cuando el sol va cayendo lentamente ya nos hemos despedido de todos. Solo falta llevarla al bosque donde la encontré. Donde había una zanja ahora se levanta un montículo a modo de cama recubierto de hojas. La ayudo a recostarse mientras un hondo suspiro sale por su boca. Me mira una vez más, me sonríe y lentamente sus párpados se van cerrando...
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