- ¡Feliz cumpleaños Rosita! – dije-, vine a tu fiesta, porque Rodolfo me dijo que nos invitaste y quedamos de juntarnos aquí.
-Qué raro –contestó ella-, porque yo no le dije nada. Además él no ha venido.
- ¡Oh, que pena, Rosita!, ¿de veras no nos invitaste a tu fiesta de 15 años? –pregunté-.
- Pues fíjate que no...
- Entonces, estoy aquí en tu fiesta de colado... así que mejor me voy.
- Bueno, no es para tanto puedes quedarte, -dijo Rosita amablemente-.
- Pero me da mucha pena, porque yo quería bailar contigo… pero no sé si tú me lo permites.
- Bueno, pero sólo una, porque no tarda en venir mi novio.
Pasado un rato, dije,
- Rosita... ¡estoy feliz, porque ya bailamos tres y tu novio ya no vino!. Tomemos un fresco de súchiles, que está muy sabroso.
- Bueno la verdad, la verdad… no tengo novio, pero tú si tienes novia y es mi amiga en el colegio.
- Entonces... ¿me puedo abonar contigo para bailar hasta que termine tu fiesta? -pregunté esperando un sí por respuesta-.
- No Fernando, mejor te vas, que no quiero líos. Y sin más me dijo ADIOS…
Les dije a los dos amigos que me acompañaban: - Carlos, Chato, ¡vámonos! Porque Rosita dice que no quiere líos con su amiga del colegio que es mi novia-.
- ¡Hala vos…!!!! –exclamaron-, esto está realegre, quedémonos…
- No!, vámonos, además ya es tarde, mi mamá me va a regañar, ya son las once de la noche y no me dio llave. Además, Rodolfo me jugó una mala broma. Rosita no me invitó... ¡le voy a reclamar!.
Así fue como Rosita me sacó de la fiesta, sólo porque tenía novia.
Salí de su casa muy triste, con dos lágrimas en mis ojos porque Rosita era muy bonita, alegre y... y porque yo pensé que… que podíamos… ser buenos amigos.
Y así fue como terminó mi amistad con Rosita. Ella no me volvió hablar y yo nunca supe por qué.
Fernando Galich
Agosto 2012.
(Los nombres usados en este cuento son ficticios)