Tan solo llevaba 3 semanas en Costa de Marfil. Era su primera vez en África y cada día descubría algo nuevo. Le mandaron a un poblado cerca de la frontera con Liberia para preparar el proyecto. Según le explicaron, la tradición mandaba que lo primero que tenía que hacer al llegar era buscar al jefe del poblado y presentarle sus respetos. Al llegar a las primeras chozas vio una anciana sentada en la puerta de su vivienda.
Pedro se bajó del todoterreno y con sus mejores formas se acercó a la anciana:
“Disculpe señora, ¿Podría
indicarme donde vive el jefe del pueblo?”
Una expresión oscura se cernió
sobre la cara de la mujer y con rabia espetó:
“¿Señora… señora... como te
atreves? ¡¡¡Llámame VIEJA, que ya tengo edad suficiente para que me trates con
respeto!!!
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