lunes, 23 de julio de 2012

HACIA UN NUEVO PARADIGMA


A finales de los años 60, cuando el crecimiento económico mundial empezaba a pisar el acelerador y el modelo capitalista parecía convertirse en el paradigma del desarrollo, un movimiento inconformista e imparable empezaba a fraguarse en nuestro civilización.

La mayoría de las antiguas colonias de África alcanzaban o estaban a punto de alcanzar su independencia. Grupos de ciudadanos, alzaban sus voces en señal de alarma y avisaban del final insostenible del camino por donde nos estaba llevando este modelo: Nacían las grandes ONG de ayuda humanitaria, de desarrollo, ecologistas o de lucha por los derechos humanos.

Paralelamente, otros ciudadanos con conciencia, se daban cuenta como sus ahorros eran depositados en grandes fondos de inversión y empleados para financiar guerras e injusticias. Los primeros fondos “éticos” veían la luz. Estos se aseguraban no financiar armamento ni sistemas injustos como el Apartheid de Sudáfrica.

Los siguientes años fueron cada vez más divergentes. Mientras que el neoliberalismo con Margaret Thatcher y Ronald Reagan a la cabeza hacía furor, la brecha entre ricos y pobres iba creciendo cada más rápido. Pero el “otro” movimiento también crecía. Las dictaduras latinoamericanas caían una tras otra, las ONG ya no eran un puñado de hippies iluminados, el muro de Berlín caía y Naciones Unidas, gracias a los aportes de grandes economistas como Amartya Sen, reconocía que el hambre no es un problema de falta de alimentos, sino un problema político.

A principios del S. XXI, la hoya del modelo actual no aguantaba más la presión y estallaba. Una hecatombe económica sin precedentes arrastraba todo occidente. “Los Mercados” intentaban sacar beneficio de este río revuelto y dejaban a los que creían tenerlo todo controlado totalmente desorientados.

Millones de personas por todo el mundo dijeron “basta ya”. Pero, y ahora, ¿qué hacemos?...

Y ahora, de repente, los ciudadanos se daban cuenta que sí se podía. Se daban cuenta que ellos mismo eran “los mercados”, que ellos mismos eran “las grandes empresas”, que ellos mismos eran los que decidían. Y decidían porque eran la base de ese sistema de consumo capitalista desenfrenado. Ellos eran los consumidores.
Millones de personas en todo el mundo han empezado a cambiar su consumo. Han decidido consumir menos, consumir con garantías de origen, de producción justa y productos más ecológicos. Han decidido trabajar en empresas sostenibles, comprar en tiendas más responsables o invertir su ahorros en bancos y fondos éticos.

Tenemos la posibilidad (y la obligación moral) de crear el nuevo modelo. Seamos partícipes de ese nuevo paradigma.

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Un día para disfrutar by James Cauhape is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.
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